Osvaldo Romberg Argentina, 1938

Art to Art. Life to Life
Osvaldo Romberg. 
The Aldrich Museum of Contemporary Art, 2000 Art begins when life is not enough. In modern culture the acceptance of death signifies the loss of connection with the infinite. It is in this area of thinking, in the loss of the infinite, that art gives relief and new hopes for spirituality. Art makes evident (and occasionally succeeds in resolving) the conflict between being and integrating with the world. This is a dilemma which religion can no longer address.
 All the religions of the world are narratives. In these narratives are implicit mythologies and explanations which help people to survive the panic of death and solitude. In the past, art merely rearticulated these narratives. In recent years, however, I have observed that art is replacing religion by raising its own issues of morality, identity, mortality, and transcendence. Art used to be the illustration of the metaphysical. It has now become the metaphysical itself. The vitality and dynamism of contemporary art challenges religions ability to face the relevant issues at the end of the millennium: artificiality, reproduction of the species, and equality. Paraphrasing Martin Heidegger, we can say that the authentic dialogue with the art of an artist is artistic, as opposed to critical. There is no artistic dialogue between artists and those who do not believe in the power of art to contain essential truths. Art can be viewed as an antidote to the static and paralyzing force of religion in a post-capitalist, globalist era. The idea of art as a regenerative activity is described in The Glass Bead Game by Hermann Hesse, which I read in my adolescence. The book is about the translation of all information systems and human knowledge into one code, The Game. Once you enter this universal language, you can integrate all aspects of human experience. Marcel Duchamp is the “Magister Ludi.” Art today can surpass the two pervasive theories confronting our post-capitalist world: the pseudo-democratic relativism of postmodernism vs. the oppressive dictatorship of fundamentalism. Referring to The Bride Stripped Bare by her Bachelors, Even, in a 1966 interview with Pierre Cabanne, Duchamp said, “… I almost never put any calculations into the Large Glass. Simply, I thought of the idea of a projection, of an invisible fourth dimension, something you couldn’t see with your eyes.” Is this not the domain of the divine?

 
Traducido del inglés

El arte al arte, la vida a la vida. Osvaldo Romberg.
 The Aldrich Museum of Contemporary Art, 2000 El arte comienza cuando la vida no es suficiente. En la cultura moderna, la aceptación de la muerte significa la pérdida de la conexión con lo infinito. Es dentro de esta área de pensamiento, en la pérdida de lo infinito, que el arte da alivio y nuevas esperanzas para una espiritualidad. El arte hace evidente (y en ocasiones tiene éxito en resolver) el conflicto entre ser e integrarse con el mundo. Este es un dilema que la religión no puede abordar. Todas las religiones del mundo son narrativas. En estas narrativas, mitologías y explicaciones que ayudan a la gente a sobrevivir el pánico de la muerte y la soledad se hacen implícitas. En el pasado, el arte simplemente expresaba estas narrativas.  En años recientes, sin embargo, he observado que el arte está reemplazando a la religión al manifestar sus propios problemas de moralidad, identidad, mortalidad y trascendencia. El arte solía ser la ilustración de lo metafísico. Hoy en día se ha vuelto lo metafísico. La vitalidad y el dinamismo del arte contemporáneo cuestionan la capacidad de la religión de enfrentar los temas del fin del milenio: artificialidad, reproducción de las especies, e igualdad. Parafraseando a Martin Heidegger, podemos decir que el diálogo auténtico con el arte de un artista es artístico, a diferencia de crítico. No existe un diálogo artístico entre los artistas y aquellos que no creen en el poder del arte de contener estas verdades esenciales. El arte puede ser visto como antídoto a la fuerza estática y paralizante de la religión en la era post-capitalista y global. La idea del arte como actividad regenerativa es descrita en El Juego de los Abalorios por Hermann Hesse, el cual leí en mi adolescencia. El libro es acerca de la traducción de todos los sistemas de información y el conocimiento humano en un sólo código: El Juego. Al entrar en este lenguaje universal, te puedes integrar a todos los aspectos de la experiencia humana. Marcel Ducham es el “Magister Ludi”. El arte hoy en día puede superar las dos teorías generalizadas que confrontan nuestro mundo post-capitalista: el relativismo pseudo-democrático  del posmodernismo vs. la dictadura opresora del fundamentalismo. Al referirse a La novia puesta al desnudo por sus solteros, incluso, en una entrevista de 1966 con Pierre Cabanne, Duchamp dijo “a pesar de que casi no haya incluido ningún cálculo en Le Grand Verre… Simplemente, pensé en la idea de una proyección, de una cuarta dimensión invisible puesto que no se puede ver con los ojos”. ¿No es este el dominio de lo divino?

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