Gabriel de la Mora Mexico, 1968

Translated from Spanish

I always knew that when I would leave architecture, someday I would return to it, not as an architect, but as an artist. I do not consider myself a painter, sculptor, draftsman, or photographer. I find reducing art to one technique to be unfair. I am an artist who works with ideas, possibilities and concepts, where each work requires a particular technique. Since I was a child I have struggled to distinguish fantasy from reality; now I constantly try to transform figuration in abstraction and vice versa. I have always liked to surprise myself and surprise everyone else. When this is incorporated into the fact that the work leaves you thinking, the work becomes complete. I am interested in finding the balance between the formal and the conceptual; between the left and the right. I am left-handed and dyslexic, therefore I write backwards in a natural way since I was 4 years old, using the right hemisphere of the brain; where emotional expression, sign language, musical sensibility and artistic sensibility are located. I work, think and speak with numbers, information, counting, figures, in a repetitive, obsessive way, organized within chaos. I constantly seek originality through repetition; I like something to be universal and particular. I am at the same time minimalist and baroque. I have 6.5 cm between my two pupils. The first impression with any work of art will always be visual, as conceptual as this may be. Thus I am interested in experimenting with different ways of “seeing” that are not only through the eyes. To achieve this I often use psychics and blind people, since I am certain of the parallel that exists between a clairvoyant and an artist. I am drawn by paranormal phenomena, criminology, music and meditation, among many other things. I am interested in accumulating objects from 1860 to 1960, approximately, focused on photography and architectural elements, among others. I look for and find “things” that ceased to fulfill the function they were made for and before they are turned into waste, I negotiate them, exchange them or buy them to turn them into something else. My studio is a sort of laboratory where experimentation is fundamental to the process and development in series. All the processes are documented and are part of an archive. When I make a mistake, it is not fixed or patched up; the work is simply discarded and I begin another one from scratch. I like to question and create through a process of destruction. Also to create something to then undo it, then something that apparently does not take me anywhere ends up being the work itself, through the trace, the mark or the document that remains. Work produces work, work produces more work, and work also produces ideas and ideas generate more ideas and also more work. The workshop functions infinitely and circularly, with a team of people that go from the ordinary to the extraordinary. I buy, collect and accumulate a great diversity of archives that ultimately will be a work in themselves, or the raw material of different series to be developed. I write ideas, projects, phrases, words and quantities in my notebooks every day. I always work in different series or projects simultaneously, in some I have absolute control of the work, and in others everything is random. Some works are a 100% created in the studio, while others are found or transformed from garbage to something else. Time, gravity, fragility, waste, and accident are the constants in any series or any work. The energy factor of the works, the objects and the things in general is an important element, such that my definition of art is parallel to the definition of energy: Art is neither created nor destroyed, it can only be transformed.

 

Siempre supe que al dejar la arquitectura, algún día regresaría a ella, pero ya no más como arquitecto, sino como artista. No me considero pintor, escultor, dibujante, ni fotógrafo; reducir el arte a una técnica me parece injusto. Soy un artista que trabaja con ideas, posibilidades y conceptos, en donde cada obra pide una técnica en particular. Desde pequeño me ha costado diferenciar la fantasía de la realidad; ahora constantemente trato de transformar la figuración en abstracción y viceversa. Siempre me ha gustado sorprenderme y generar sorpresa en los demás, cuando esto se une a que la obra te deje pensando, se completa la pieza. Me interesa encontrar el balance entre lo formal y lo conceptual; entre la izquierda y la derecha. Soy zurdo y disléxico, por lo que escribo al revés desde los 4 años de forma natural, utilizando el hemisferio derecho del cerebro; en donde se localiza la expresión emocional, el lenguaje mímico, la sensibilidad musical y la sensibilidad artística. Trabajo, pienso y hablo con números, información, conteos, cifras, de una forma repetitiva, obsesiva y ordenada dentro de un caos. Busco constantemente la originalidad a través de la repetición, me gusta que algo sea universal y particular; soy minimalista y barroco al mismo tiempo. Tengo 6.5 cm entre cada una de mis dos pupilas. El primer impacto con cualquier obra de arte siempre será visual, por más conceptual que esta sea; por lo que me interesa experimentar con diversas formas de “ver”, que no sea únicamente con los ojos; para lograr esto suelo utilizar videntes e invidentes, ya que estoy seguro del paralelo que existe entre un vidente y un artista. Me llaman la atención los fenómenos paranormales, la criminología, la música y la meditación entre muchas cosas más. Me interesa acumular objetos que van de 1860 a 1960 aproximadamente, enfocados en fotografía y elementos arquitectónicos principalmente, entre muchos más. Busco y encuentro “cosas” que dejaron de cumplir su función para las que fueron hechas y antes de convertirse en un desecho, negociarlas, intercambiarlas o comprarlas para convertirlas en algo más. Mi estudio es una especie de laboratorio, en donde la experimentación es la parte fundamental en el proceso y desarrollo de serie. Todos los procesos quedan documentados y forman parte de un archivo. Cuando cometo un error, no se compone o parcha, simplemente la pieza se descarta y se comienza una nueva desde cero. Me gusta cuestionar y crear mediante de un proceso de destrucción, así como también hacer algo para después deshacerlo y lo que aparentemente no me lleva a nada, en realidad es la obra en sí, a través de la huella, la marca o el registro que queda. El trabajo genera trabajo, el trabajo genera más trabajo, el trabajo genera también ideas y las ideas generan más ideas y a la vez también más trabajo, y así infinitamente y en círculo es la forma en la que funciona el taller, con un equipo de personas que van de lo ordinario a lo extraordinario. Compro, colecciono y acumulo una gran diversidad de archivos que al final serán una obra en sí o la materia prima de diversas series por desarrollar. Todos los días escribo en mis cuadernos ideas, proyectos, frases, palabras y cantidades. Siempre trabajo en varias series o proyectos al mismo tiempo, en algunos tengo un control absoluto de la pieza, en otros todo queda al azar. Algunas obras son creadas al 100% en el estudio, mientras otras son encontradas o transformadas de un desecho a algo más. El tiempo, la gravedad, la fragilidad, el desecho, el accidente, son constantes el cualquier serie o en cualquier pieza. El factor energético de las piezas, de los objetos y las cosas en general es un elemento importante, tanto así que mi definición de arte es un paralelo a la definición de energía: El arte ni se crea ni se destruye, tan solo se transforma.

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