Lucia Koch Brazil, 1966

The first works I made that I consider founded my practice, were interventions on domestic spaces, but always having the public space in the horizon. That’s why I work mostly on the skin of the buildings, on windows, doors, and skylights that allow air and light – that are the vital substances of places – to circulate and put in contact the interior and exterior. This practice later was extended to institutional spaces and I was always driven to be assimilated by the environment, in mimetic strategies that made me study the architectural elements and the specific contexts I worked on. My works interact with architecture, creating altered states of the places by using filters that operate on the ambient light, affecting also people who visit them, regularly or for the first time. Printing color gradients on translucent materials or perforating surfaces that are later installed on windows or skylights, or even building freestanding walls, I think of the materials I use as devices for communication between inside and outside or two people placed in both sides of them. Mathematical logic was my mother language, as a child participating in experimental pedagogic studies in the early seventies. And this influence appears in my works called Concrete Materials, presented at “Matemática Moderna” exhibition in 2005. They were combinatory exercises with sets of photographs of facade tiles, open to different configurations that presume other people playing and reorganizing them constantly. But later I could see that I was in fact more interested in a reaction to the universalism of Modern Mathematics brought by a new approach to knowledge in the field of Ethnoscience. My works are actually more connected to the practice than the theory of sets. The surfaces where I draw and cut patterns inspired in elements of popular architecture like cobogós and lattices are pieces that I call sets of spontaneous mathematics. Though my understanding of space is more topological than geometrical, more experienced than represented, still geometry plays an important role in my practice: cut out patterns geometrically generated organize the surfaces, and being transparent (in different degrees) they are a sort of matrix to the experience of seeing through them, and also interfere with the light coming through them and projected in the interior, creating a pattern of vibration different than the usual one. The works in the series Matematica Espontânea (Conjunto A, Conjunto Ecletico, Conjunto B, Conjunto Nacional, etc.), reuse patterns found in domestic or public spaces in the cities, inspired in ornamental elements used to provide ventilation and shade. These breeze blocks are called COBOGÓS and have a great importance in modernist architecture in Brazil, and because they were spread beyond the buildings designed by authors – found in every city – through them we can identify the singularity of Brazilian modernity and also the aspect of it that became popular and was assimilated by everybody. The social practices that deal with the cobogós surfaces as communication devices justify its existence and we can recognize also a sort of taste for patterns (it happens with tiles too), for surfaces that are organized with a mathematical logic, therefore an intelligent composition, that is conceived despite of the lack of formal education in that area that is also spread in Brazilian cities. So, it’s an architecture made by non-architects, mathematics made by non-mathematicians, a proof of the creative intelligence of the population, that relate to abstract compositions to make the permeable surface that put in contact inside and outside, private and public. These “screens” are also a kind of filter when you see the other side of the walls, and interfere in the visual perception of the world. Color is also an important thing, initially seen as an attribute of things, again in a very logical way of displaying and classifying, but gradually converted into a key to recreate atmospheres, by altering light with color filters. From the color “sentences” to the gradients where almost all colors are compressed, my works are sort of extracts (according to the dictionary: noun |ˈekˌstrakt| 2 a preparation containing the active ingredient of a substance in concentrated form) of color and light experienced in specific landscapes. In the Degradês, the image is reduced to a color transition printed with pigment on a translucent canvas, to be stretched and attached to an existent architectural structure, and backlit by a natural or artificial light source. The gradients are inserted in the landscape they refer too, in a strategy that would be mimetic if they were not so different in nature of the environment. They are also hard to be explained for the viewer that “bumps” into them since they are images that have no obvious function comparing to the other screens installed in the city: there are no signal, text or advertising. It’s more like something filling a gap that wasn’t evident before. And in some cases it becomes similar to an intervention made with Photoshop, which makes us see (and think of) the world as image again…

 
Traducido del inglés

Las primeras obras que produje, las cuales considero fundaron mi práctica, fueron intervenciones en espacios domésticos, pero siempre teniendo el espacio público en el horizonte. Es por eso  que casi siempre trabajo con la piel de los edificios, sobre ventanas, puertas y claraboyas que permiten entrar aire y luz, las substancias vitales de un lugar, para circular y poner en contacto el interior y el exterior. Esta práctica luego se extendió a los espacios institucionales y siempre procuré que mi obra fuera asimilada por el ambiente, en estrategias de mimetismo que me hicieron estudiar los elementos arquitectónicos y los contextos específicos en los cuales trabajaba. Mis obras interactúan con la arquitectura, creando estados alterados de los lugares al usar filtros que funcionan con la luz ambiental, afectando también a la gente que los vistita, regularmente o por primera vez. Imprimo degradaciones de color sobre materiales translúcidos o perforo superficies que son después montadas sobre ventanas o tragaluces, o hasta en muros independientes de edificios, y pienso en los materiales que utilizo como recursos de comunicación entre adentro y afuera o entre dos personas situadas en ambos lados de ellos. La lógica matemática fue mi lengua madre, como niña participé en estudios de pedagogía experimental a principios de los años setenta. Esta influencia aparece en mis obras tituladas Materiales concretos, presentadas en la exposición Matemática Moderna en 2005. Fueron ejercicios de combinación con agrupaciones de fotografías en azulejos de fachadas, abiertos a configuraciones diferentes que asumen que otra gente jugará con ellos y los reorganizará constantemente. Después me percaté de que estaba más interesada en la reacción al universalismo de la matemática moderna llevado a un nuevo acercamiento al conocimiento en el campo de la etnociencia. Mi trabajo está más ligado a la práctica que a la teoría de conjuntos. Las superficies donde dibujo y corto patrones inspirados en elementos de arquitectura popular como cobogós y celosías, son piezas que llamo agrupaciones de matemáticas espontáneas. A pesar de que mi conocimiento del espacio es más topológico que geométrico, más vivido que representado, la geometría aún juega un papel importante en mi práctica: patrones recortados generados geométricamente, organizan las superficies, y al ser transparentes en diferentes grados, son un tipo de matriz de la experiencia de ver a través de ellos y también interfieren con la luz que sale de ellos y se proyecta al interior, creando un patrón de vibración diferente del común. Las obras en la serie Matemática espontánea (Conjunto A, Conjunto Eclético, Conjunto B, Conjunto Nacional, etc.), reutilizan patrones encontrados en espacios domésticos o espacios públicos en las ciudades, inspirados en elementos ornamentales que se usan para ventilar o dar sombra. Estos bloques son llamados cobogós y son muy importantes dentro de la arquitectura moderna en Brasil, y puesto que fueron distribuidos más allá de los edificios diseñados por autores (presentes en todas las ciudades), por medio de ellos podemos identificar la singularidad de la modernidad brasileña y el aspecto que los hizo populares y ser asimilados por todo el mundo. Las prácticas sociales que consideran las superficies de los cobogós como dispositivos de comunicación justifican su existencia, y podemos reconocer también un tipo de gusto por los patrones (sucede con los azulejos también); por superficies que son organizadas con una lógica matemática, por lo tanto en una composición inteligente, que fue concebida a pesar de la carencia de educación formal en esta área tan diseminada en las ciudades de Brasil. Entonces esta es una arquitectura hecha no por arquitectos, matemáticas por no matemáticos, una prueba de la inteligencia creativa de la población que se relaciona con composiciones abstractas para hacer las superficies permeables que ponen en contacto lo interior con lo exterior, lo privado y lo público, Estas “rejillas” son también una especie de filtro cuando ves los otros lados de los muros e interfieren con la percepción visual del mundo. El color también es un elemento importante, inicialmente visto como un atributo, de nuevo en una manera lógica de desplegar y clasificar, pero gradualmente convertido en una llave para recrear atmósferas, al alterar la luz con filtros de colores. De los “enunciados” de color a los gradientes donde casi todos los colores son comprimidos, mis obras son como extractos (de acuerdo al diccionario: una preparación que contiene el ingrediente activo de una sustancia de forma concentrada) de color y luz percibida en paisajes específicos. En los Degradês, la imagen es reducida a una transición de color impresa con pigmento sobre un lienzo translúcido, que es tensada  y puesta sobre una estructura arquitectónica existente e iluminada por detrás por luz artificial o natural. Los gradientes son insertados en el paisaje al que hacen referencia, como estrategia de mimetización si no fueran tan diferentes del ambiente. También es difícil explicar al espectador que se encuentra con ellos, ya que son imágenes que no tienen obvia función comparados con las otras rejillas de la ciudad: no hay señales, texto o anuncios. Es más como una cosa que llena un vacío que no era antes visible. En algunos casos se vuelve similar a una intervención hecha con Photoshop, lo que nos hace ver (y pensar sobre) el mundo como una imagen de nueva cuenta…

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