Mariela Scafati
Paintings Where I Am (1998-2013)
Centro Cultural Recoleta, EGGO, Argentina
Mariela Scafati’s paintings comprise a record on personal experiences, displayed over a very wide diapason of artistic aspirations and abilities—the language of geometric abstraction, modern design and applied art, the activation of communication with the viewer and of spaces for artistic participation in the city, political propaganda and direct action, are some of the applications Scafati found for her painting in a time span encompassing her work in Buenos Aires since the late 90s, after having studied Fine Arts in Bahía Blanca. Painting, in these conditions, is not only the outlet for biography, but also a language contiguous with more experiences and practices: a language, in the end, which can be spoken in the street, at the gallery, in artists’ spaces like Belleza y Felicidad (where Scafati produced some of her main exhibitions) in political demonstrations, or in a home radio station. To find Scafati’s whereabouts in these and other spaces and environments during the last fifteen years would be analogous to measure the recent artistic history of Buenos Aires, to discover its places, its obsessions and ambitions. Color and geometric patterns are the elements through which Scafati’s works settle their time and environment. “Being,” within Scafati’s vocabulary, is a verb stronger than its common definitions; it means involvement with the spirit of an era, and a strange sense of belonging.
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La pintura de Mariela Scafati forma un registro de experiencias personales, desplegado sobre un diapasón muy amplio de anhelos y capacidades artísticas: el lenguaje de la abstracción geométrica, el diseño moderno y el arte aplicado, la activación de mecanismos de comunicación con el espectador y de espacios de participación artística en la ciudad, la propaganda y la acción directa son algunas de las aplicaciones que Scafati encontró para la pintura en un arco temporal que la encuentra trabajando en Buenos Aires desde fines de los años noventa del siglo pasado, luego de haber estudiado Bellas Artes en la ciudad de Bahía Blanca. La pintura, en estas condiciones, no sólo resulta el canal de una biografía, sino también un lenguaje contiguo con otras experiencias y prácticas: un lenguaje que puede hablarse en la calle, en la galería, en espacios de artistas como Belleza y Felicidad (donde Scafati realizó algunas de sus principales exhibiciones), en una manifestación política o desde una estación de radio casera. Averiguar el paradero de Scafati en estos y otros espacios y ambientes a lo largo de los últimos quince años equivaldría a realizar una medición de la historia reciente de la escena artística de Buenos Aires, descubrir sus lugares, sus manías y sus ambiciones. El color y los patrones geométricos son los elementos mediante los cuales la obra de Scafati deja sedimentado su ambiente y su tiempo. “Estar”, en el vocabulario de Scafati, es un verbo mucho más fuerte que cualquiera de sus acepciones corriente: significa involucramiento con el ánimo de una época, y un extraño sentido de pertenencia.
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