Artist: Carola Zech
Espacio es espacios
November 6, 2014 – January 10, 2015
Espacio de Arte Fundación Osde La Vidriera
Buenos Aires, Argentina
Partiendo de la analogía entre las dimensiones de la vidriera y su taller, Carola imagina la idea de transparentar la realidad de su espacio/taller, lugar en donde conviven una serie de materiales que en su acomodo, se superponen, se conectan, se ensamblan. Esa lógica, trasladada a la vidriera del Espacio de Arte de la fundación OSDE, tiene como resultado Espacio es espacios. La vidriera, tridimensional pero no transitable, sugiere algunos desafíos en los que Zech se ha detenido para proyectar su obra.
En sus obras en general, Carola busca mostrar la relación entre el color, el espacio y la forma, relación en sus palabras, magnética. En esta oportunidad, poniendo en tensión la dualidad del espacio tridimensional intransitable, decide desestructurar su lógica a partir del dibujo con formas que, vistas a través del vidrio, resultan en un espacio bidimensional como el de la pintura. El espacio real se multiplica entonces, según señala la artista, en espacio/contexto, espacio/taller, espacio/pintura, espacio/tridimensión.
November 6, 2014 Guido Ignatti: Lo mismo, su eco, su sombra https://abstractioninaction.com/happenings/guido-ignatti-lo-mismo-su-eco-su-sombra/
Artists: Guido Ignatti and Hernán Soriano.
Lo mismo, su eco, su sombra
November 6 – December 6, 2014
Curator: Mariano Soto
Fundación OSDE
Buenos Aires, Argentina
Resuena cierta tensión espacial, abstracta, ambigua, como tejida de pequeñas inexactitudes, de corrimientos sutiles, pero también de ajustes sorpresivos e innecesarios.
En la construcción de un espacio paralelo con realidades, circulaciones y códigos de habitabilidad superpuestos, el hecho artístico se traspasa al espectador, al que mira, al que recorre ese espacio, convirtiéndolo en catalizador, en el Capitán Morris del cuento de Bioy. ¿Cómo reaccionaríamos si al despertar una mañana nos encontráramos con una realidad físicaligeramente alterada?, y lo peor: ¿qué pasaría si ese ligeramente fuera la prueba irrefutable de que no somos ya quiénes y cómo éramos la noche anterior?
Entremos a la sala. Agucemos los sentidos. Veremos asomar guiños literarios donde lo ficcional se pone de uno y otro lado de la pared, alternadamente. Ficción por delante o ficción por detrás, pero, al final, lo que prevalece va más allá del cuento. El señalamiento principal pone el dedo en lo presente, en lo residual, en las presencias como huellas, en la posibilidad de la multiplicidad… y en el regodeo en ella.
Aquel “montaje de tiempos heterogéneos” del que habla Didi-Huberman, y que se me antoja (Bioy nos lleva irremediablemente a Borges, y este punto sería un buen tema al que volver en clave estética una y otra vez) tan central en la producción artística contemporánea, es un buen punto para detenerse a observar y pensar. ¿Qué posibilidades de ser leído y clasificado temporalmente tendrá en el futuro nuestro legado contemporáneo de imágenes, fábrica de citas y re-visitas del pasado artístico, rey indiscutido de la posproducción, el ensamble y el objet trouvé?
Pero ese no era el punto, aunque ayude a potenciarlo y darle densidad. El punto es el espacio en sí, la referencia a él, a los modos de habitarlo y sus derroteros; su condición de vórtice de tiempos yuxtapuestos. Es aquí y ahora en donde la irrupción de Ignatti y de Soriano convierten la densidad semántica (y ya altamente citacionista) del estilo Belle Époque en sombras desclasadas, en artefactos irracionalmente inútiles como eco de realidades abandonadas: un espejo retrovisor donde asomarse a la mismidad de las cosas y a nuestro torpe circular entre ellas.
Mariano Soto